«Nunca había hecho daño a nadie»
El fiscal ya tiene en su poder la necropsia realizada por la Junta
Reportaje La fiera mató al oso
Los vecinos de Burbia consideran que sólo un desalmado pudo acabar con la vida del oso pardo, animal al que ya habían visto en el monte y al que consideraban parte del paisaje
Miguel Ángel Tranca /ponferrada /
diariodeleon conversación entre los vecinos de esta pequeña localidad de los Ancares, y también de asombro porque nadie se explica cómo o quien ha podido acabar con la vida del oso pardo que desde hace algún tiempo habitaba por los montes del Burbia. «No se metía con nadie y a pesar de que alguna vez fue visto por nosotros, nunca se acercó al pueblo para hacer daño al ganado o los vecinos», apuntaba una habitante ya mayor que sólo recuerda un hecho similar hace unos cuarenta años. «Por entonces los osos no estaban en peligro de extinción», asevera al punto que añade que «lo mató un vecino y alguno de nosotros lo vimos, pero ahora es distinto porque quedan pocos y además ya no son amenaza para el ganado». Desde el pasado sábado cuando dos excursionistas gallegos se toparon con su cadáver en medio del camino en Burbia y otras poblaciones la sorpresa también ha venido acompañada de cierta rabia y del rechazo de los cazadores de la zona para los que esta disciplina tiene unas reglas «y el que ha matado al oso lo ha hecho sin respetarlas». Precisamente son los cazadores los que no quieren que se identifique a todos ellos con las prácticas de los que consideran «unos pocos desalmados». Ese mismo calificativo fue apuntado ayer por muchos de los habitantes de Burbia, gran parte de ellos con muchos años de vida a sus espaldas. Para el encargado el cámping resulta incomprensible que alguien haya acabado con la vida de un animal «que ya habíamos visto desde hace tiempo sin que la vida del pueblo se viera amenazada. Cada uno estaba en su hábitat y nadie incordiaba a nadie», asevera a la vez que apunta a un furtivo como el responsable del suceso. «Cada uno de nosotros puede pensar una cosa u otra aunque a mi entender el que mató al oso lo confundió con otro animal y cuando vio lo que había hecho huyó». Y es que según el propietario del cámping, «todos los del pueblo sabíamos de la existencia del oso e incluso de otros más que especialmente en septiembre se acercan para coger moras», aunque en ningún momento «nadie ha protestado por ello y menos ha intentado acabar con su vida», recalcó entre extrañado y sorprendido. La Consejería de Medio Ambiente trasladó ayer a la Fiscalía encargada del caso el informe de la necropsia realizada al oso pardo encontrado muerto de un disparo el pasado sábado en las cercanías de Burbia. Una vez confirmada la causa de su muerte y el periodo en el que esta sucedió, será ahora el fiscal el encargado de dirigir las pesquisas que puedan dar con el autor o autores del suceso y que apuntan a un furtivo. Mientras, agentes del Seprona llegados desde Madrid y agentes destinados en el Bierzo han seguido rastreando la zona en busca de alguna pista que pueda dar con su identidad y paradero. Posibles casquillos, colillas u otro tipo de pertenencias que haya podido dejar olvidadas en la zona son ahora el objeto de una búsqueda que, no obstante, se presenta más que complicada. Lo cierto, apuntan algunas fuentes, es que la persona que mató al oso sabía que esta zona era de caza. Respecto a las penas que puedan serle aplicadas al citado cazador siempre que sea identificado pueden oscilar, según el artículo 334 del Código Penal, entre los cuatro meses de prisión y los dos años, así como multas económicas relativas en proporción de 8 a 24 meses. Además, si es considerado culpable, sería inhabilitado para la práctica de la caza por un periodo de dos a cuatro años. El hallazgo del cadáver del oso pardo se produjo precisamente en la mañana del sábado y fueron dos excursionistas gallegos que se dirigían a los lagos los que dieron con él. En un primer momento, y según cuentan los vecinos, se asustaron e intentaron esquivarle, pero al ver que no se movía y tras tirarle piedras, se acercaron a él comprobando que estaba muerto. Una llamada a los vecinos y al Seprona fue el siguiente paso antes de que el cuerpo del oso fuera trasladado al Centro de Atención de Animales Salvajes que la Junta tiene en Valladolid para determinar, a través de una necropsia, las causas y la fecha. La respuesta a la primera, un disparo, y a la segunda, entre el miércoles y el viernes la segunda.